El gobierno de Vicente Fox Quesada dejó por los suelos la enseñanza de la Historia de México (con toda la intención, como ya se los he dicho) y también la Geografía.
Hoy, los resultados de la prueba ENLACE (Evaluación Nacional de Logro Académico en los Centros Escolares) muestran la derrota del sistema educativo nacional, a pesar de que esa herramienta de diagnóstico fue hecha para favorecer y ocultar muchas de las fallas del proceso educativo.
Pretextos hay muchos, pero la única realidad es que ha sido la intencionalidad de quienes nos gobiernan lo que ha dejado a las nuevas generaciones convertidas en rebaños de analfabetas funcionales, dispuestos (hasta antes del auge del narcotráfico no les quedaba de otra) a ocupar cualquier tipo de trabajo a cambio de cualquier sueldo y nulas prestaciones.
Son los jóvenes de hoy los más idóneos para ocupar los trabajos que el presidente Calderón tanto presume: repartidores de pizza, guardias de seguridad o empleados de supermercado, sin contar taxistas y ruteros.
Claro, tienen que disputar esas plazas con las personas de mayor edad que en su tiempo no se prepararon adecuadamente y que hoy buscan un sueldo a como dé lugar.
Y todo por la (mala) educación. Ni más ni menos.
Hoy, mes de la patria, las autoridades, especialmente las educativas, se desgarrarán las vestiduras en sus patrióticos llamados a celebrar el bicentenario del inicio de la independencia. Mejor harían en buscar el mejoramiento de la enseñanza y en sacudir de la nómina a tanto aviador y “comisionado”.
Esa sí sería una buena lección de Civismo que, obviamente, nunca veremos, ocupado como está Alonso Lujambio –secretario de Educación Pública- en gastarse los miles de millones de pesos para “celebrar” el ya hartante (por su vaciedad) “Bicentenario”.