El que avisa no es traidor
Pingo, la iguana verde y el Pingo, huéspedes peculiares de la casa de ustedes, han mantenido un obligado silencio los últimos días porque no los he dejado participar. No podía permitir que con sus comentarios impertinentes -por directos y claros- alteraran la paz y la tranquilidad que nuestros queridos y respetados gobernantes necesitaban para organizar y llevar a cabo las fiestas del bicentenario.
Sobre todo porque la iguana tiene lengua viperina, la muy malvada, que quién sabe por qué se hizo muy criticona, mientras el Pingo tiene siempre algo qué opinar y el Canito, con su ceguera producto de ver mucha telenovela, pone en evidencia al resto de sus congéneres. Bueno, en realidad los políticos no son sus congéneres, pero como si lo fueran.
Por eso no los he dejado hablar, a pesar de que me han dicho que les limito su libertad de expresión, aunque ya les expliqué que no es por eso, sino por que son muy mandados.
Total que me han convencido de cederles la palabra, por lo que les anuncio que los próximos días el espacio será de ellos. Así es que, señores gobernantes: ¡agárrense!
Hasta ese día.
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