Transparentes

De alguna manera el informe parcial del IMIPE sobre el cumplimiento de las obligaciones de transparencia viene a confirmar que no he exagerado cuando escribo sobre la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Morelos, que no ofrece la información que por ley debe exhibir.

Pero claro, ese hecho no viola los derechos humanos de nadie, pero sólo a juicio de quien ha querido calificar lo que es una violación en la materia.

La institución tiene graves limitaciones para actuar contra los funcionarios que afectan a la ciudadanía. Las leyes que la rigen no le dan muchos poderes y las recomendaciones que pueden emitir son prácticamente llamadas a misa, lo que hace necesario desarrollar una presencia y una calidad moral importante para que la presión pública haga lo que la ley no permite.

Del Congreso – que también incumple- poco hay qué decir, porque ha sido la misma cantaleta desde hace lustros.

Lo malo es que hablamos de dos instituciones que deberían ser importantes en la vida de los morelenses y que no lo son. Y como esas hay muchas más.

Al respecto, la iguana verde –que vive para comerse las flores de las plantas en la casa de ustedes- aconseja que los omisos en el cumplimiento de la ley deberían por lo menos disimular y camuflajearse para no ser tan obvios.

Agrega que ella, que se come las flores de mi tulipán, se confunde con el verde intenso de las hojas y así puede hacer su gracia sin molestar a nadie (eso dijo, la cínica) y que los de la CDHEM o quienes dirigen (¿) el Congreso por lo menos deberían disimular que hacen las cosas para que no sea tan obvio que no las hacen.

En fin, la iguana y sus consejos. Pero de seguro encontrará oídos sordos.