A la escuelita
Los priistas, en las siete décadas que conservaron el poder que hoy quieren recuperar lograron crear su aparato de preparación de cuadros, a fin de alimentar con talentos su estructura gubernamental.
Para eso, la carrera más específica fue la licenciatura en Ciencias Políticas y Sociales, que preparaba hombres (y pocas mujeres) destinados en teoría a mandar. Quienes no saben leer las señales mandaron en los años noventas a sus hijos a la UNAM a estudiar esa carrera sin darse cuenta que en ese entonces la moda esa ya ser egresado del ITAM, la nueva alma mater de la nomenklatura mexicana.
Los panistas no han tenido tiempo de crear en una década su escuela de cuadros que sea confiable y que produzca genios. Hay que reconocer que desde hace décadas tienen sus propios centros de formación y sus propios divulgados (Luis Pazos es el ejemplo más conocido) pero como institución no e han consolidado, aunque por falta de recursos públicos no ha sido.
Pero ojalá la llegada de Jorge Morales Barud a la dirección del Centro de Investigación y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos (CIDHEM) contribuya a regresar por el buen camino a esa institución fundada por Lauro Ortega para disfrute del filósofo Ricardo Guerra, quien nunca pudo superar el hecho de ser más conocido por su obra que por haber sido esposo de Rosario Castellanos. Pero como las penas con pan son menos, algo le ayudó su exilio morelense.
Pero al irse él no faltó quién vio la oportunidad de usar esa infraestructura para dar a los panistas de Morelos un barniz de prestigio, aunque no han logrado sus intenciones, pese a tener catedráticos de la talla del excelso Oscar Sergio Hernández Benítez.
Por eso, ojalá que Morales Barud rescate la institución, ya que está visto que no logró superar la calidad educativa de los cuadros a los que quería formar y que no se dejan.
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