La Universidad Nacional Autónoma de México cumplió ayer cien años de existencia como tal -heredera de la Real y Pontifica Universidad de México- y afortunadamente para celebrar el centenario de la llamada Máxima Casa de estudios no se decidió usare el mismo sistema para las "celebraciones " patrias, por lo que no vimos ningún caro y estúpido muñeco gigante alzarse por los aires, no otros extremos que hicieron ricos a unos cuantos. Y bastante ricos.
Pero bueno, el caso es que la UNAM ha sido una influencia decisiva en la vida de este país, de Morelos en particular y de muchos de nosotros, aunque no hayamos pasado por sus aulas.
Incluso los lectores de La Unión de Morelos han recibido la influencia benéfica de esa institución a través de la colaboración de la Academia de Ciencias de Morelos, A.C. cuyo núcleo fundamental es puma de corazón.
Innumerables son las aportaciones universitarias y los hombres destacados que han salido de sus aulas o que han llegado a ellas para enseñar.
Por supuesto, también tiene sus pecadillos, pero nadie es perfecto.
Por lo pronto, me la UNAM está de fiesta y ha recibido reconocimientos de todos los rincones del mundo, porque no en balde es una de las universidades de excelencia internacional.
Por eso espero que no sea el secretario de Educación José Luis Rodríguez Martínez el encargado de hacer cumplir el compromiso del gobernador de la entidad de fortalecer los vínculos entre la UNAM y Morelos, porque entonces ya no se cumplió. El ingeniero ya de por sí tiene por allí un tache muy grande con la planta académica asentada en suelo morelense de la universidad que dirige José Narro Robles. Como siempre digo: el que avisa no es traidor.
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