miércoles, mayo 18, 2011

Desmemoriados

Ayer hizo otra aparición pública Javier Orihuela García, un hombre que hizo de la defensa de la ecología su carta de presentación en sociedad, lo que a la larga le permitió ser alcalde de Temixco en un trienio que sólo es bien recordado por los que tuvieron buenos cargos a su lado.

Hoy usa otra vez el ecologismo para tratar de lograr la aceptación social que perdió con sus excesos y latrocinios.
Una vez más, apuesta a la pérdida de memoria de los morelenses, capaces de olvidar toda clase de agravios cuando apenas pasan tres años.
Cómo ese señor (Orihuela) ha visto que ahora hasta el nefasto (NEFASTO, con mayúsculas) Graco Ramírez es visto como “un gran político”, pués piensa que a él se le pueden perdonar sus “errores” y excesos.
A ese ritmo, al rato Gustavo Rebolledo, Sergio Valdespín o cualquier otro exponente de esa fauna de políticos avorazados reaparecerá como candidato a algún cargo de elección, aunque de ninguna manera se puede descartar que cualquiera de ellos se beneficie de una plaza plurinominal.
Pero el caso es el mismo: los políticos y sus partidos piensan aún firmemente que a los morelenses se les puede engañar con suma facilidad, que no tenemos memorias y que, en pocas palabras, nos chupamos el dedo.
Ojalá los resultados de julio no les den la razón.

martes, mayo 17, 2011

Atentado a la modernidad

Pese a que en las ciudades más modernas del mundo se promociona el uso de la bicicleta como uniforma de transporte ideal por económica y no contaminante, me sorprendió descubrir que en la antes avanzada urbe que me vio nacer hace unos añitos ha habido un notable retroceso.
Lo noté cuando caminaba por la calle principal de Jojutla y de repente un ciclista casi se tuvo que subir a la banqueta para evitar que un auto con prisa lo atropellara.
Un autobús tapaba casi carril y medio y el auto de referencia decidió usar –“el golpe avisa” parecía su lema- el espacio por el que éste ciclista circulaba. Apenas le dio tiempo de quedar pegadito a la guarnición al hombre en dos ruedas, algo impensable hasta hace pocos años, ya que Jojutla siempre ha sido orgullosamente un pueblo bicicletero, porque sus habitantes sabíamos desde hace décadas que eso era ser de vanguardia. Los chilangos (palabra ya usada como gentilicio unánimemente reconocido) tuvieron que esperar hasta casi la segunda década de éste siglo, cuando Marcelo Ebrard modernizaría a la ciudad de México con dicha práctica.
Pero les decía, los políticos corruptos que han gobernado en los últimos trienios le han quitado a esa ciudad alguna vez ejemplar (Jojutla) hasta su sello de identidad. Mis paisanos han creído ingenuamente que la participación política consiste sólo en ir a votar cada tres años y allí se acaba todo. Por eso han pasado cosas como las que aquí relato. Y en otros sitios ha sido peor aún.
Dejarnos ya no es una buena idea. Los caminos que nos permiten la ley están sin usar, casi nuevecito, pero ya es tiempo de recorrerlos.

miércoles, mayo 11, 2011

Más de periodismo y periodistas


Decía ayer que en la sociedad morelense tenemos también el problema de que muchos de los periodistas que le sirven tienen graves problemas de preparación profesional, lo que dificulta a los ciudadanos conocer lo que realmente pasa y no lo que quieren los políticos.
Más allá de las terribles fallas en el manejo del idioma, los colegas –sobre todo los de las nuevas generaciones- hacen un trabajo cada vez más mecánico y se niegan ya no digamos a actualizarse, sino por lo menos a hacer una reflexión de que ser periodista no es colocar una grabadora en la boca de un señor al que todos escuchan y al que sólo unos pocos preguntan. O a veces ni siquiera hay preguntas.
Y sin preguntas, es imposible saber lo que el lector, el televidente, el radioescucha, quiere saber. Sólo nos enteramos de las palabras del funcionario o el político (a veces –muchas veces- son la misma cosa) y de lo que a él le interesa decir.
Y precisamente en este momento clave para la entidad y el país en general lo que sobran son preguntas sin responder y lo que falta es gente que haga las preguntas, por esa confusión grave que hay en cuanto a lo que es ser periodista.
En mis tiempos casi no había periodistas salidos de las aulas. La mayoría éramos “hechizos” (o sea, de fabricación casera), con un promedio escolar de secundaria.
Hoy salen de una universidad, pero el resultado es casi el mismo. Carecen de lo básico para ejercer el trabajo con dignidad. Incluso vienen predispuestos a no tenerla a cambio de lograr el “triunfo” económico. Pero los periodistas y los medios de comunicación somos los vasos comunicantes que llevan los mensajes de un grupo social a otro y que permiten el libre flujo de las ideas y permiten las diluciones, el consenso –pero también el disenso- que ayudan a construir una sociedad plural.
Máñana seguimos…

martes, mayo 10, 2011

De periodistas

El 3 de mayo es el día internacional de la libertad de prensa, el 8 de junio el día nacional de la libertad de expresión; el 30 de mayo, aniversario del asesinato del columnista Manuel Buendía, una parte de mi gremio reivindica el papel de la prensa, que en realidad ya no tiene referentes únicos, sobre todo luego de que las nuevas generaciones no tienen el conocimiento del pasado muy reciente en que las condiciones de trabajo eran otras.
Aparte de que no hay nada que celebrar, se supone que cuando una libertad o un derecho es real, la gente lo incorpora a la cotidianidad y no lo celebra, no lo reivindica ni lo recuerda, simplemente lo ejerce.
Por eso hay un día de la mujer y no hay un día del hombre, por ejemplo.
Sin embargo, los periodistas necesitamos revalorar el trabajo que realizamos, porque justo ahora la sociedad nos necesita más que nunca, aunque no lo admite y menos nos aprecie.
Los ciudadanos se enteran de lo que pasa a través de nuestra labor. Pero cada vez estamos menos preparados para atender el reclamo de los receptores de noticias, que seguramente se inclinan más por lo morboso y amarillista porque es lo que más reciben, pero estoy seguro de que si tuvieran más información de calidad, se inclinarían por ella de forma preferencial.
Muchos de mis colegas, la mayoría, se deja llevar por la inercia de las noticias intrascendentes pero llamativas, sin saber que eso termina por minusvalorar su trabajo. Que casi todos hagan lo mismo no quiere decir que eso sea lo mejor.
Pero ni siquiera nos damos cuenta de lo que hacemos y culpamos a la rapidez con la que se tiene que trabajar, la cuota de información y a otros factores, sin incluir nunca nuestra resistencia a prepararnos, a aprender nuevas cosas y a la tendencia a creer que decir una noticia equivale a hacer el trabajo bien hecho.
Y allí está nuestro punto flaco como gremio. El espacio es poco pero el tema amerita seguir mañana.

jueves, mayo 05, 2011

De marchas

Su servidor ha podido decir desde hace tiempo lo que Javier Sicilia expresa una y otra vez desde que regresó de Filipinas por la terrible muerte de su hijo: que las cosas están mal y deben corregirse.
Los ciudadanos normales normalmente no tienen un desahogo que rebase a su círculo de personas más cercano.
Y muchas veces por falta de oportunidad se quedan con las ganas de decir a más gente todo lo que piensan. Sicilia lo ha hecho y coincide con lo que piensan muchas personas, no sólo en la entidad sino en todo el país.
Por eso no estoy de acuerdo en lo que en su columna de hoy dice mi colega Carlos Ramírez, sobre que la citada protesta beneficia a los delincuentes.
En lo personal no lo creo. Pienso firmemente que la delincuencia debe ser combatida y el hecho de que le dieron tregua durante tantos años propició que se extendiera como la humedad.
Pero la forma en que se le ha combatido debe ser más completa y no sólo así.
Las autoridades deberían ser las primeras interesadas en que las cosas mejoren, sobre todo en un aspecto tan crucial como la seguridad pública. Eso es lo que queremos los ciudadanos, pero justo lo que quienes gobiernan no han querido escuchar.
Los delitos pequeños que se obviaron, que nadie investigó y mucho menos castigó, se convirtieron en lo que hoy tenemos, crímenes horripilantes y sin freno.
Cuando Vicente Fox llegó a recomendar no leer, mucho menos periódicos, pues contribuyó a crear toda esa generación perdida que hoy alimenta las filas de la criminalidad.
Y ya es justo que las cosas mejoren.
Y aunque puede ser que nada se consiga, a nadie hace mal una marcha más, sobre todo cuando lo que se pretende es que no sea una marcha más. Ojalá lo sea.

martes, mayo 03, 2011

Dos temas, muchas casualidades

No me sorprende el enorme paralelismo entre el operativo para liquidar a Osama Bin Laden y el que dejó fuera de circulación a Arturo Beltrán Leyva, porque fue la misma mano vengadora.

En ambos casos, de dos helicópteros descendió un grupo especializado de militares que, luego de romper la resistencia inicial, buscan habitación por habitación hasta encontrar a su blanco y luego le disparan.
La única diferencia es que Beltrán Leyva se defendió más. Luego de lo que pasó en los edificios Altitude los morelenses sabemos que las decisiones gringas nos hundieron en un mundo de violencia del que apenas parece que salimos, por lo que no se necesita mucha ciencia para saber qué ocurrirá luego de la ejecución extrajudicial de quien fuera el enemigo público número uno de Estados Unidos.
Y por otro lado, a pesar de lo que diga el magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia e incluso mi colega Teodoro Rentería, no creo que el hecho de que un trabajo periodístico haya puesto en evidencia la relación que existe entre los aspirantes aceptados al concurso para elegir nuevos jueces y funcionarios de primer nivel del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura sea “un ataque a la institución” o como sea que hayan dicho, sino más bien la prueba de que los periodistas somos un mal necesario en la sociedad.
Si la relación encontrada por mi colega Maciel Calvo fue casual, creo que son demasiadas casualidades.
Quienes impulsaron a Miguel Ángel Falcón Vega hacia el cargo que ostenta se deben dar de topes.

domingo, mayo 01, 2011

Coincidencias

Vinicio Limón Rivera sabe usar el dinero mejor que Fidel Demédicis Hidalgo. Por lo menos así se desprende luego de ver la figura de ambos, ayer con motivo de la marcha del Primero de Mayo.
Vinicio se nota que se alimenta mejor que el dueño de la mitad del PRD en Morelos, quien tiene los problemas típicos de cualquier mexicano pobre, especialmente la obesidad.
Sin embargo, a pesar de esas evidentes diferencias de forma, en el fondo son muy parecidos, ya que comparten el mismo ADN, no tanto porque sean parientes sino en lo ideológico, ya que no tienen convicciones sino intereses.
Así se trate de perjudicar a los obreros cetemistas a los que dice defender Limón Rivera o de que a su partido y a sus correligionarios se los lleve la tristeza si con eso el perredista logra un cargo plurinominal, la actuación de ambos parece calcada, pués tienen el mismo manual de operación: “primero yo, luego yo y después yo”.
Ayer coincidieron en el desfile, uno marchando al frente (¿tan mal están las cosas en lo que queda de la mal llamada izquierda?) de la marcha de agrupaciones independientes y el segundo en el templete instalado para la ocasión en la calle Galeana, aunque hay que admitir que se sofocó un poquito al marchar desde el calvario hasta el Palacio de Gobierno al frente de la borregada.
Es obvio que gente así no va a salvar a la entidad porque ni siquiera tiene la intención de hacerlo.
Sin embargo, es ilustrativo como las diferencias ideológicas se han borrado y por lo menos a nivel cupular todos son iguales.
Y justo cuando más se necesita de líderes, quienes podrían ser clasificados con ese título simplemente brillan por su ausencia, lo que por lo menos es –por decir algo suave- terrible.