La justicia se apiada de los malos (¿alguien lo hace por los buenos?)
Mi colega
Guillermo Cinta anuncia hoy en su columna Punto y Aparte (página 6) que Agustín
Montiel López ha sido liberado.
El brazo
ejecutor de los designios de Eduardo Becerra y Sergio Estrada Cajigal (en ese
orden) ha dejado el penal de alta seguridad de Almoloya, según nos informa
Guillermo, pese a la naturaleza de los crímenes que cometió. Y muchos otros más
por los que no fue juzgado.
En la época
aciaga en que el PAN llegó a gobernar Morelos un amigo me buscó para
despedirse, porque se iba a los Estados Unidos, donde creo que aún sigue, luego
de la terrible experiencia que vivió cuando fue detenido y torturado
personalmente por Montiel, por un problema que luego se supo fue de negocios y
lo querían sacar (a ésta persona) del camino. Por eso obtuvo fácilmente su
libertad luego de la terrible detención que vivió, porque no había delito que
se le pudiera probar.
Pero el
trabajo ya estaba hecho y funcionó.
Lo he
escrito varias veces: mis colegas Sergio Gómez Guerra y Esther Martínez fueron
detenidos por venganza, luego de que La Unión de Morelos publicó un reportaje
en tres partes donde se probaba que uno de los agentes de más confianza de Montiel López era en
realidad un peligroso delincuente que se dedicaba al secuestro.
Allí están
las pruebas en la hemeroteca. Sergio tiene desde entonces graves problemas de
salud.
Y aquí hablo
sólo de los más cercano a mi y que seguramente no es tan grave como en otros
casos en los que el hombre liberado se vio involucrado.
Lejos parece
quedar el justiciero 6 de abril de 2004, cuando por la tarde se confirmó que el
jefe policiaco estaba detenido en la ciudad de México.
La liberación puede sumarse como una piedra más al mecanismo
de la justicia, igual a la entrega de los bienes a Raúl Salinas de Gortari y a
incontables casos más. Qué triste.
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