El viejo nuevo PRI
El inminente nombramiento de Félix Rodríguez Sosa cómo nuevo secretario general de la CNC en Morelos es la segunda evidencia de que Amado Orihuela Trejo encabeza en Morelos el nuevo PRI pero tal organización de nueva no tiene nada.
Antes Samuel Palma César fue el primer ejemplo claro y contundente de que las cosas no cambian.
El segundo llegó al cargo como “candidato de unidad”, sin oposición quizá porque la CNOP es un hueso sin mucha carne. En cambio la CNC despierta más deseo y por eso las cosas no terminaron bien cuando “el partido” como genéricamente llaman a quienes tienen la batuta, decidió que Rodríguez Sosa era el mejor aspirante.
El PRI perdió el poder porque no era un partido de verdad y no pudo competir con los que sí lo eran. Necesitaba siempre el manto protector de los recursos públicos y del corporativismo que le daba vida en exceso.
Cuando era parte del gobierno –la secretaría de ganar elecciones- sus dirigentes no tenían que dar cuentas a nadie y lo que menos había era democracia. Las órdenes simplemente se acataban. El que se mueve no sale en la foto, decía cínicamente Fidel Velázquez, el dueño de la parcela obrera del tricolor.
Pero en un sistema más democrático la imposición y el dedazo resultan peligrosos ante una militancia de otra clase, que puede dar una buena pelea o por lo menos hacer demasiado ruido, tanto como para advertir que –a pesar de tanto cacaraqueo- el nuevo PRI está ya achacoso y padece los viejos males de ese viejo partido que nunca se fue.
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