No entienden
La cercanía del fin de año comienza a hacer mella en los 33 Ayuntamientos de Morelos, especialmente en aquellos en que los integrantes del cabildo se han dado un festín con sus ingresos personales. Se aproxima la obligación de pagar los aguinaldos, a razón de 90 días por trabajador y hay Ayuntamientos en que todavía no se cubre la prestación del año pasado.
Así es que en estos momentos la palabra austeridad no es lo suficientemente detallada para describir la situación que reina en las tesorerías municipales. Claro, sólo en la tesorería, porque los regidores, síndicos y alcaldes, así como los trabajadores afines (una frase muy correcta para describir diplomáticamente a los barberos de toda la vida) siguen en la fiesta interminable.
A pesar de que la pobre gallina de los huevos de oro está al borde de la extenuación, la quieren seguir ordeñando como si de vaca se tratara.
La mesura hace mucho tiempo que se rompió.
El dinero público usado como botín es la norma desde hace mucho y la impunidad total que se vive en Morelos permite construir carreteras a precio de oro, u obras que están muy lejos del valor que les asignan los políticos, que se imaginan a sus gobernados como niños que se chupan el dedo. No entienden que la pasividad que les beneficia no es otra cosa que el resultado del sistema penal, que les da a los que gobiernan la protección total y absoluta.
Pero si no comprenden cuál es su tarea básica ala hora de ejercer el poder, menos entenderán otras cosas más complicadas.
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