Un antes…
Hay una película de buena calidad, norteamericana que se llama Bajo fuego (Under Fire, en su versión original, si mal no recuerdo) que trata el tema de los últimos días de la guerra civil en Nicaragua y la caída de Anastasio Somoza.
Espacio para dar a conocer las inquietudes de un periodista que ejerce como tal desde el ya no tan cercano año de 1986. También es un espacio para la columna El Poder y la gloria, que se publica de lunes a viernes en La Unión de Morelos, un periódico editado en Cuernavaca.
Hay una película de buena calidad, norteamericana que se llama Bajo fuego (Under Fire, en su versión original, si mal no recuerdo) que trata el tema de los últimos días de la guerra civil en Nicaragua y la caída de Anastasio Somoza.
Graco, ave de las tempestades cuyo plumaje sí que se ha manchado al cruzar el pantano, está listo para negociar. Lo mismo que el otro dueño del PRD. Lo que sea, que lo que caiga es bueno.
Falta tanto pero a la vez tan poco para las elecciones que quienes viven de esa actividad lícita pero inmoral comienzan a jugar sus cartas para amarrar con la mayor anticipación posible los ingresos monetarios para los próximos tres años.
Los dos aquí citados son los negociadores en su máxima expresión, cualquier cosa que haya que hacer, por indigna que parezca, la hacen, que de algo tienen que vivir.
Por supuesto, en los demás partidos también hay gente así. De hecho, sobran.
Y no hay nada que les haga pensar en nosotros los ciudadanos, los que supuestamente les damos de comer, los que pagamos sus consumos en los mejores restaurantes y los boletos de avión cuando se van a pasear con las familias o los amigos (y las amigas) o lo que sea, que para eso nos representan.
Y lo peor es que lo que negocian es quedarse con los recursos que deberían ser para todos.
Lo que gana Graco, Demédecis, Castañón, (agregue aquí una larga lista de priistas y panistas) y otros en realidad es dinero que le tocaba (en obras, servicios o menores impuestos) a usted.
Pero como el que calla otorga, ni quien diga nada. De a poquito, esos señores le chupan el alma y creo que todavía hay personas que les dan las gracias.
Cosas de la política, cosas de México.
Por cierto, ayer Javier Bolaños Aguilar ratificó lo dicho el miércoles en este espacio: “…a nivel estado prevalece un clima de cierta tranquilidad y son muy pocos los conflictos colectivos de relevancia…” Así lo consigna una nota de mi compañero Daniel Alcaraz. Ante eso no hay mucho que agregar, excepto que podemos decir que si él vive en Morelos, lo hace en el barrio más tranquilo que pudiera existir y que muchos, la mayoría, no tenemos el gusto de conocer.
Otra vez los problemas se han acumulado. De racimo reventaron situaciones que se creían controladas –no resueltas, controladas- y quien tiene en sus manos la gobernabilidad interior –el secretario de Gobierno- no da trazas de tener la suficiente capacidad, menos quienes le deben auxiliar Nexus delicadas tareas.
Bulmaro Hernández Juárez es desde hace muchos años empleado del gobierno (por lo menos está a las órdenes del gobernante en turno y no creo que lo haga de a gratis) por lo que no me explicó que la protesta de camioneros que hoy lunes encabezó (también estuve allí, a un lado de él, gracias a las ventajas de ser un desconocido) haya sido real, pués aunque la mayor parte de las consignas eran contra el gobierno del estado y específicamente contra el gobernador -al que le piden trabajo, o sea, obras- tal situación no corresponde con lo que él es.
Una ciudadana indignada me contó que el jueves a las 5:30 de la tarde viajó desde la comunidad de Coatetelco en un autobús de la empresa Lasser que a la salida del pueblo fue embestido por una camioneta, lo que provocó que resultaran heridos María Dolores Álvarez, vecina de Xochitepec y su hijo de 3 años de edad, ya que con el impacto ambos fueron arrastrados desde el último asiento del Lasser, hasta llegar a la parte delantera del camión.
Luego de que Alonso Lujambio, secretario de Educación Pública (en realidad empleado de Elba Esther Gordillo, a quien le cuida el changarro) reveló al mundo su infinita sabiduría cuando dijo que las telenovelas son educativas, creo que ha llegado el momento de dedicarse a la producción de guiones para esa clase de programas televisivos, porque allí está el futuro y la salvación de México.
Así como Oscar Sergio Hernández Benítez ve saldos blancos donde no los hay, así Juan Ángel Flores Bustamante ve equilibrios ideológicos donde no existen, en referencia a que el cambio de dirigente nacional en su partido (o lo que queda de él) no ha traído roces, sino verdaderas tormentas, que más bien parecen tifones con todo y tsunami, porque no se pueden mezclar el agua y el aceite, como en el partido citado pretenden hacer.
Joaquín Sabina, ese cantautor español con el que comparto apellido –él también es Martínez- dice en una de sus canciones (noche de bodas): “que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena”.
Como cada año, se hará lo posible para que pase lo más desapercibido posible la fecha de mañana: hace 205 años nació Benito Juárez García, el hombre que construyó el México moderno y cuya figura representa un auténtico grito de “sí se puede”, exclamado en una época en la que las cosas no eran fáciles.
El gobierno federal ha justificado (al menos eso piensan esos que venden la patria a cachitos cada día) la autorización para que el gobierno norteamericano realice vuelos de espionaje en territorio nacional.
Nunca la tuvieran tan fácil los que mantienen en su corazón las ganas de ponerle otra estrellita a la bandera gringa.
Pero mientras, los mexicanos hacemos hasta lo imposible por no merecer la tierra que nos vio nacer. Somos especialistas en obstaculizarnos unos a otros. Hoy miércoles como a eso de las doce y media de la tarde me tocó ver como un chofer de la Ruta Ocho generaba una larga cola de autos en la calle Abasolo que daba la vuelta por el bulevard Juárez porque el señor detuvo su vehículo para comprarse una gorda en un negocio del lugar.
Está bien que trabaje horas y horas explotado por sus patrones, pero así como ellos no tienen consideración, tampoco él la tiene por sus conciudadanos.
Es un ejemplo muy pequeño pero demasiado frecuente. Y los ejemplos grandes también sobran. Por ejemplo, el periódico Reforma señala que el gobierno federal entregó el llamado Plan Nacional de Reducción del Gasto Público a la Cámara de Diputados, donde supuestamente se consignan los esfuerzos por disminuir la nómina a través de despidos, pero la mayor parte de estos no corresponde a los burócratas mantenidos, sino a los miembros del liquidado Sindicato Mexicano de Electricistas, cuyos nombre usaron para salvar los puestos de los amigos.
Eso no es un abuso, es un intento más por demostrar que los mexicanos aguantamos todo y hasta damos las gracias.
Pingo –el perro que en la casa de ustedes no se siente la mascota sino el amo- convertido en autor sustituto de este espacio señala que lo de Japón (que ha visto una y otra vez por Internet, ya que es un animalito cibernético) es una llamada de advertencia para los mexicanos.
Pingo es un perro que en circunstancias menos diplomáticas cualquiera podría llamar “eléctrico”, pero que para ser políticamente correcto llamamos “maltés mexicano”. Llegó a la casa de ustedes como un premio a las buenas calificaciones de un miembro de la familia que seguramente ahora no lo considera un obsequio, sino un castigo, porque el animalito vino dotado de mucha percepción y pronto aprendió a ser independiente y a darse a entender.
Arrastro una tristeza infinita -que probablemente me dure, no lo sé- que seguramente terminará por deprimirlos, amigos lectores. Y ustedes no compran el periódico para eso. Por lo tanto, he decidido ceder las líneas que le quedan a esta columna a Pingo, el perro que en la casa de ustedes se siente el amo y que había logrado mantener a buen recaudo durante semanas.Seguro estoy que el aprovechará el espacio en el que tanto le gusta figurar –ya saben ustedes que le encanta decir que es politólogo- y del que había sido expulsado por sus impertinencias.
Por supuesto, seré el traductor.
Lo primero que dice ese animal que quien sabe en qué momento tuvo la lucidez para meterse en este espacio es que Morelos es el paraíso de los ilusos, de los ingenuos y de los (aquí lo tuve que censurar, porque esta columna es cuidadosa con el uso del leguaje) aunque después aclaró que es el paraíso para quienes buscan aprovecharse de la gente ingenua, ilusa y (otra vez la censura) y que Graco Ramírez Garrido Abreu es la prueba mas clara y fehaciente de ese acertó.
Pero dijo que el perredista es uno de los tantos que buscan (y encuentran) buenas ganancias en este territorio apto para vender espejitos e ilusiones.
Hasta Santiago Creel sabe lo que es Morelos, a donde vino a decir que si gana la presidencia de la república continuará la guerra y la política de Calderón tal cual.
Sólo a un público cautivo, escasamente preparado y muy ingenuo (esas son palabras mías, porque Pingo dijo más feo) se le pueden decir esas cosas sin ruborizarse.
La tierra donde gente como Saúl Chabelas Vargas hizo su agosto, o muchos años después Heron México o como se llame se la aplicó a decenas de “inversionistas” o donde Maricela Sánchez Cortés y Guillermo del Valle recibieron por años 80 millones de pesos cada doce meses para gastarlo en sus necesidades básicas (casitas, hoteles y otras inversiones) sin dar cuentas a nadie.
No hay punto de comparación con nuestra ingenuidad y las (evidentemente malas) intenciones de quienes, sabedores de lo que somos, nos vienen a salvar. Desde el PRI, el PAN, el PRD o cualquier otro partido comienzan a arribar los mesías que tanta falta hacen.
¿Será que en tierra de (ingenuos) ciegos el tuerto es rey?
(Una disculpa si no traduje bien, pero había tanta palabrota en el trompabulario de Pingo, que quizá en algo no fui fiel al sentido original. Creo que yo estoy triste pero él está enojado)
Mientras los gobernantes se aferran desesperadamente a las manecillas del reloj para que el tiempo no avance, quienes hoy no tienen un hueso (cargo público) jalan esas mismas manecillas en la otra dirección, para que ya estemos en medio de los procesos electorales que renovarán a los titulares de los Poderes Ejecutivo (federal y estatal), Legislativo (idem) y los gobiernos municipales de Morelos.
La participación de la sociedad en los asuntos públicos, un tema reiterado en esta columna, es algo que no interesa ni a los mismos integrantes de la sociedad.
Pocos, poquísimos, son los que opinan cuando hay un foro adecuado para tal fin. Y siempre son los mismos.
Y no me refiero sólo a los foros y congresos preparados desde el poder para simular que se consulta a la población.
Me refiero a cualquier tipo de foro, porque igual en los medios de comunicación (sea cuál sea su plataforma de difusión) la gente que opina en los espacios creados ex profeso se puede contar con los dedos de una mano.
Y todo porque somos de una generación que no alienta el disenso y mucho menos el debate.
En la escuela nos enseñaban en mis tiempos –no tan lejanos- a respetar a la autoridad por encima de todas las cosas. Hoy no les enseñan nada –para eso están Televisa Y TV Azteca- pero ni falta que hace. El resultado al final es el mismo. No hay la intención de participar, de opinar, de tomar la palabra para dar a conocer una idea diferente.
Somos una sociedad de pensamiento único, pero eso no quiere decir que el pensamiento y la inteligencia vayan de la mano.
Y mientras todos pensamos así, quienes nos motivan a no cambiar de idea siguen en lo suyo, que es acabarse este país.
Y ya casi lo logra…
Cuando la Historia los haya juzgado, los políticos locales y nacionales que hoy están en el poder llorarán a solas, quizá frente al espejo, por la oportunidad perdida.
La larga jornada de dos días de enfrentamientos entre PAN y PRI tuvo un claro ganador: el ciudadano común y corriente, que a pesar de las molestias que tuvo que afrontar logró ver con claridad que del dicho al hecho hay mucho trecho y que no se puede confiar de palabras huecas.
Los perdedores fueron esos dos partidos, pero especialmente el PAN, porque pese a la movilización que logró hacer la criticada obra de repavimentación sigue su curso.
NO entiendo quién fue el estratega de esa protesta, pero si existe la justicia hoy debe estar en una celda de castigo de dos por dos y con orejas de burro. Hasta parece que trabaja para el bando contrario, ya que exhibió en una sola jornada las alianzas del blanquiazul (con una parte de los ruteros) y la forma en que serán recompensados (con nuevas concesiones) para el proceso electoral.
Lo peor es la forma en que debilitaron las instituciones, ya que al permitir que los transportistas (de acarreo y taxistas un día y ruteros al siguiente) mostraron que cualquier puede actuar con impunidad y que la ley se aplica sólo a los enemigos.
Por supuesto, quién peor quedó (aunque en realidad no le interesa) es el director del Transporte, Francisco Alva Meraz, ya que el gremio que supuestamente regula no lo toma en cuenta, por lo menos no le teme.
Los ciudadanos, como decía al inicio del texto, ganaron en claridad, porque ahora ya saben lo que pueden esperar. NO hay sorpresas de aquí en adelante.
En la casa de ustedes, aparte de Pingo, ese perro que se siente el amo, tenemos un contacto directo con un pastor alemán que alguien abandonó en la calle y que poco a poco venció su timidez para aceptar primero un poco de comida y agua, luego una caricia y después una convivencia franca y amistosa.