Inmóvil por ingenua
La ingrata iguana verde quizá espere que el tulipán que crece en la casa de ustedes vuelva a florear para regalarnos una visita (de gourmet) ya que le encantan los bocadillos con esas flores.
Pensé que había acudido en calidad de observadora electoral a alguno de los estados donde hubo comicios el domingo, pero en realidad me enteré que fue en busca de mejores jardines.
Y eso lo supe porque la iguana verde dejó representante (alguien de su mismo color pero de otras características, no tan de iguana, pero para mantenerle la autoestima no le diré lagartija ni mucho menos) que no por verde es inmadura, sino al contrario.
El nuevo espécimen tiene como cualidad quedarse quieto largas horas, casi como si fuera adorno de siempre en la pared y su extraña inmovilidad le dio ayer un buen susto, cuando se quedó quieta en el bote de la basura y por poquito la echan en el carro recolector. Parecía de plástico y como tal la trataron. Al final la agarraron de la cola (me extraña que no se le cayó) y la metieron a la casa otra vez. Y ella, como si nada.
Pero una vez que vio que no era indeseable en el que ahora considera su hogar, explicó que es heredera de una vieja tradición priista (esa de que “el que se mueve no sale en la foto”) y ella, con ansias de progresar, no se mueve ni para pestañear porque la pobre piensa que así, quietecita, progresará en la vida, como tanta gente del tricolor que es hoy lo que es gracias a que siempre estuvieron agazapados, sin moverse.
Pobre animal (me refiero al sucedáneo de iguana) pero espero que algún día despierte de su ilusión y se entere de que ese método sólo funcionó entre la fauna más rastrera que pudiera haber existido. Y ella no parece formar parte de allí.
En fin, ya les platicaré. Mientras , si la quiere conocer lo invito a visitar http://oscardavismtz.blogspot.com, donde ya está una foto más actual del Pingo.
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