Duras observaciones
Pingo, el perro que en la casa de ustedes se siente el amo, pidió sus vacaciones decembrinas para hacer lo que más le gusta, estudiar a los políticos, unos seres que a su juicio deberían ser motivo de ançlisis para que la gente pudiera protegerse del daño que causan.
Dentro de su gran ingenuidad (no tiene los prejuicios tan propios de los humanos) él considera que ese pequeño pero letal sector de la poblaciùn debería estar confinado donde no pudieran afectar a sus compatriotas, por lo que no entiende cùmo es posible que en lugar de eso los pongamos donde más daño pueden hacer.
Indica que darles dinero para que lo usen a su criterio es de locos, pues los políticos han demostrado no tener criterio, pero sí muchas ambiciones.
Pingo también observa que sus objetos de estudio, esos seres sin corazón, carecen de escrúpulos a la hora de elegir a quién salvar, ya que siempre se salvan ellos.
También indica que no hay diferencias trascendentes entre ellos, ya que aunque técnicamente los hay de diferentes ideologías y de distintos partidos poíticos, lo cierto es que en realidad son una clase social aparte que defiende los derechos ganados a golpe de corrupción, como el famoso derecho a cobrar noventa días de aguinaldo que tanto defiende Julio Espín, el paisano de Pingo -ambos son de Puente de Ixtla- y que por lo mismo la gente no puede esperar que alguien de la actual clase gobernante venga a salvarnos de los destrozos de sus colegas.
Todo lo anterior es apenas un apretado resumen de lo que el inteligente can percibió en sus andanzas. Hoy vive desconcertado, porque no entiende como la mayoría de la gente se deja utilizar por una minoría muy menor -así dice- que no protesta, que no reclama y que sólo se lamenta y alza la voz cuando el político en turno ya saliù de su cargo con la bolsa llena, así como la de sus parientes y amigos.
Y su conclusión no es muy saludable para quienes no somos políticos, lo que incluye a la mayoría de los lectores de esta respetable columna. Pingo, como buen perro, tiene casi todo su cuerpo cubierto de pelos, menos en la lengua. Por eso mejor me abstengo de reproducir lo que dijo acerca de esos ciudadanos que soportamos a los políticos.
Mejor mañana seguimos.
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