Por internet
El Pingo ha vuelto por sus fueros ahora que el tiempo le ha permitido recuperar “la gallardía” –algo dicho por él pero que en lo personal no avalo- y está dispuesto a opinar de todo, pero debo admitir que también se toma sus momentos para la reflexión y la autocrítica.
Y dentro de ese contexto, admite que debe a las nuevas tecnologías su “bien ganada fama pública” –palabras que tampoco avalo- pues recordó que su incrustación en esta columna comenzó gracias a que es aficionado a las computadoras y se asomaba y se asomaba a ver lo que su servidor escribía, hasta llegar finalmente a meter su cuchara en un espacio que se esfuerza en ser serio y confiable –algo que, hay que reconocerlo, Pingo ha respetado y conservado en sus intervenciones- pero que hoy aborda temas sociales y políticos con mejor olfato –nuevamente lo dice él- lo que ha cautivado –otra vez es su opinión- a los lectores.
Dice que sin acercarse como lo hace a una computadora sería sólo un perro más, pero hoy es hasta politólogo, como se autodefine.
Todo lo anterior viene al caso porque, según Pingo –que aquí si tiene mi aval- el presidente de este sufrido país cree que con estar frente a una computadora es suficiente para desquitar su gordo salario. El jueves “celebraba” que había alcanzado 300 mil “seguidores" en su cuenta de twiter (o como se escriba).
Pero la realidad es aguafiestas. El mismo día el Inegi informó que conforme al Censo General de Población 2010, México tiene 112 millones 322 mil 757 habitantes.
Eso significa que le falta gobernar para 112 millones 22 mil 757 paisanos y no sólo para los que pueden “tuitear” con él.
Así de sencillo.
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