Años perdidos
La presentación de los informes de actividades de los alcaldes morelenses sirvió para mostrar como cada partido tienen sus métodos muy particulares de mostrarse ante el pueblo.
Los panistas, cuando gobernaban importantes Ayuntamientos –que hoy arrastran terribles deudas- usaban mucho la tecnología, especialmente las pantallas gigantes y magnífica sonorización de los sitios donde “daban cuentas” de su ardua labor.
Los priistas, ahora que regresaron al poder, echaron mano de sus métodos de siempre: acarreo, la banda de viento, porras…
Dinosaurios como Ángel Rivera Bello, presidente municipal de Miacatlán, se esmeraron en llenar el recinto o el escenario donde cumplieron la obligación legal de entregar su informe de actividades, con un despliegue de recursos que en muchas regiones de la entidad tenía años que no se veían.
Finalmente el PAN no logró dejar amarrado su ceremonial y son las viejas costumbres las que prevalecen, o sea, los protocolos del partido tricolor.
Todo eso quiere decir que diez años de alternancia en el poder –que no de democracia, porque todavía no somos un país democrático- han servido para todo menos para cambiar las formas de control de la sociedad.
Ni más ni menos que una década perdida.
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