Por no saber Historia
Las posibilidades de que las cosas cambien después de las protestas motivadas (y encabezadas) por Javier Sicilia son mínimas, pero son posibilidades al fin, luego de años de estancamiento intelectual y de todo tipo que han llevado a la sociedad mexicana a niveles que nunca imaginamos estar.
La terrible negligencia de las autoridades, que pocos han señalado hasta ahora, amenaza ya no el futuro sino el presente y nos convertirá en una generación que ha dejado a sus hijos el país en peores condiciones de cómo lo ha recibido.
Y eso duele. Pero no se trata de lamentarse y hacer como que hacemos. Tenemos que hacer.
Los instrumentos de desarrollo son principalmente la educación, y la educación y la educación…
Así de simple.
Quienes se dedicaron de manera entusiasta a destruir los pilares de la educación pública (de hecho aún lo hacen) tienen parte de la culpa de lo que vivimos ahora. Ramón Tallabs Ortega, en Morelos, a pesar de los golpes de pecho que se da debería hacer conciencia de lo mucho que contribuyó como secretario de Educación a crear a ese grupo marginal (los llamados “ninis”) del que se nutre el crimen organizado.
A nivel nacional Elba Esther Gordillo tiene mucho que decir sobre el tema, al igual que su títere Alfonso Lujambio. Pero a nivel local deben exigirse responsabilidades a quienes arruinaron la enseñanza oficial y han dejado herencias como el inexplicable déficit en el Instituto de la Educación Básica del estado de Morelos, que cada día es menos manejable.
En fin, los ciudadanos debemos clamar contra los delincuentes para que midan su grado de crueldad, pero tenemos que pedir cuentas a quienes les tocaba cuidar que las cosas no llegaran a los actuales niveles.
Por mucho que se quieran hacer a un lado, no podrán evadir su responsabilidad, por lo menos no el juicio de la Historia, una materia que, por cierto, a nadie de los que gobierna le interesa.
Por eso nos va como nos va.
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