La peor pesadilla
Hace tiempo les conté aquí que Pingo -el perro que en la casa de ustedes se siente el amo- sufrió un tiempo de terribles pesadillas que no lo dejaban dormir, y lo hacían aullar aún cuando estuviera en los brazos de Morfeo.
Luego de muchas indagatorias –como diría Pedro Luis Benítez Vélez- supimos que el pobre perro soñaba con que Graco Ramírez Garrido Abreú llegaba a gobernador, no de Tabasco, como debería ser, sino de Morelos, y veía en sus sueños los estropicios que causaba y eso lo llenaba de miedo. Hubo que llevarlo a terapia con el loquero, quien luego de muchas y muy caras sesiones logró que el Pingo recobrara la tranquilidad y olvidará sus terribles pesadillas.
Pero ayer por la noche, el astuto can –aficionado a conectarse por Internet desde hace tiempo- veía la pantalla del aparato mientras los pelos del lomo se le erizaban, como gato espantado.
Ni me asomé a indagar lo que veía porque estaba absorto con mi trabajo. Pero anoche regresaron las pasadillas y se fue al caño el dinero de las terapias psicológicas.
De inmediato supe la causa de su recaída: fue el triunfo del candidato “perredista” a la gubernatura de Guerrero. Esa victoria ajena ha inflado de orgullo el pecho del senador tabasqueño por Morelos, que amenaza con ahora sí ser candidato a gobernarnos.
Y así como están las cosas, capaz que los panistas se le unen y le dan los poquitos votos que van a cosechar en 2012, para terminar de rematar la faena.
Pingo, ese perro que a veces se pasa de listo, hoy tiene sobradas y justificadas razones para tener pesadillas. Al igual que el resto de los morelenses.
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