Alcaldes exhibidos
Titulo de columna: El poder y la gloria
Primero una disculpa por la falla de ayer, provocada por el exceso de trabajo. Pero ya estamos aquí, para comentar la manera en que la delincuencia ha exhibido la incapacidad de muchos alcaldes para gobernar. Lo más evidente fue la destrucción de dos cajeros automáticos instalados en el edificio de la presidencia municipal de Miacatlán, un acto delictivo detectado por la central de alarmas de uno de los bancos afectados y comunicado oportunamente a la policía del lugar, que no hizo nada por obstruir una operación que no tardó ni uno ni dos ni tres minutos.
Nadie intervino para detener a los delincuentes, que actuaron con total impunidad en la tierra que “gobierna” por tercera vez Ángel Rivera Bello, que a su vez se alterna la silla de alcalde con otros parientes.
Además de la falta de efectividad de la Policía, es evidente que ha quedado claro que en ese municipio existe un vacío de poder muy grave, que debe ser resuelto.
No es el único caso, desafortunadamente.
Lástima que los compromisos y la complicidad mutua impidan que, por ejemplo, desde el poder legislativo se tomen acciones correctivas que se pueden tomar.
De la acción cívica de los partidos, ya mejor ni decimos nada.
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