lunes, mayo 31, 2010

Enojado otra vez



El inepto que gobierna Jojutla -y los últimos inepto que le han precedido- debe ser seguramente el culpable de que poco a poco empiece a desaparecer el maravilloso verdor de los campos de cultivo que rodean a la ciudad donde por primera vez vi la luz.
Vaya usted al diccionario y busque la palabra "inepto". Verá que no exagero cuando describo así a una persona que tiene un deber y no lo cumple o que delega en otros la tarea que le fue encomendada.
Pero, ahora que recapacito, hay agravantes: hay calificativos para describir con más precisión a quien aparte de no tener utilidad es una carga.
Porque este señor cobra -y bastante bien- pese a que ha traicionado aquello que juró cumplir y hacer cumplir.
Hasta los policías municipales presentan un aspecto distinto, con uniformes de menor calidad a los que hasta hace no mucho ostentaban y con la desmotivación en la cara.
Mi tierra, al igual que muchos otros municipios, ha estado en manos de saqueadores, que lo mismo a través de salarios elevados que mediante los claveles han "alzado" lo que han podido, mientras la población mira indiferente cómo la calidad de los servicios públicos y la infraestructura se deterioran al tiempo que la obra pública brilla por su ausencia.
Ahora en el entorno de Jojutla y Zacatepec se construyen negocios en lo que eran tierras de cultivo de alta productividad. La caña de azúcar comienza a convivir con el gris del tabicón, el material por excelencia para poblar esas zonas...
(Chin, se me acabó el espacio, pero mañana le sigo)


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