Que aparezca, como tantos otros
Pero de allí a hacer de ese señor un héroe de la democracia hay un mar (no un mar, un océano) de distancia, porque no por causalidad sino con toda la intención el panista contribuyó a que no vivamos plenamente en democracia y –aparte- usó sus nexos con el poder como base de sus negocios.
Diego Fernández de Cevallos fue privado de su libertad y su caso, como el de miles más, debe esclarecerse, para demostrar que México es un país de leyes y de instituciones. El exceso de amnesia que padecemos los mexicanos nos afecta, pero ojalá que no lo suficiente para mantener fresco que él debe ser liberado, porque el derecho a la vida y a la libertad -al menos en teoría- son fundamentales dentro de la sociedad mexicana.
Y lo mismo se aplica para el resto de quienes están en su misma condición -la autoridad debe actuar para que aparezcan- aunque carezcan del linaje que da hacer negocios jugosos desde el gobierno y al amparo del poder.
Los ciudadanos mexicanos de mi generación y de las que me precedieron fuimos educados en la obediencia excesiva a la autoridad. Las más recientes, casi en la anarquía y en el desconocimiento del pasado común como sociedad.
La falta de una democracia plena en éste país impidió construir una generación educada en el ejercicio pleno de sus derechos, en el respeto a las instituciones y en la participación solidaria.
Cuando exaltamos a figuras que son lo contrario de lo que dicen ser, retrocedemos en esa aspiración a lograr la igualdad y el desarrollo.
Por eso escribo lo que escribo
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