Otra vez, pura envidia
He seguido con atención el drama de los mineros chilenos atrapados a 700 metros de profundidad en cuyo rescate se invertirán mas de siete millones de dólares y se usan las técnicas más avanzadas de perforación, pero también para mantenerlos con vida y en buenas condiciones de salud.
Pasado mañana comenzarán a sacarlos de su encierro, dos meses antes de lo convenido. Como ya dije, se usaron tres planes diferentes y simultáneos para llegar hasta donde se encuentran. La empresa propietaria de la mina ha sido obligada a garantizar indemnizaciones y el costo del rescate que hoy paga el gobierno.
Eso da envidia. Pero también le ha dado mucho prestigio a las autoridades de ese país, que se darán el lujo de pintar las cápsulas de rescate con sus colores patrios.
Quizá de haber sabido que habría propaganda electoral benéfica y gratis, los mineros de Pasta de Conchos habrían sido rescatados, o por lo menos sus cuerpos.
Pero no. Aquí las prioridades son -tristemente- otras.
Y no es una cuestión de ideologías, sino de efectividad, porque el gobernante de Chile es derechista, como su homólogo mexicano y a pesar de eso las formas de actuar son distintas.
Por lo pronto, que los morelenses vayan preparando sus equipos de rescate para salvar del profundo pozo en que caerán quienes pierdan el proceso interno para elegir nuevo residente estatal del PRI.
Los comicios están tan cerca, que quienes no logren colocar a sus gallos en la nueva estructura partidista se verán sepultados bajo toneladas de indiferencia de sus compañeros de militancia.
El 7 de noviembre está ala vuelta de la esquina.
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